Por el Dr. Néstor F. Berlanda

 

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Tanto en las psicosis, como en los estados visionarios, como en los sueños, como en las denominadas “abducciones” (por la ufología) lo que está alterado es justamente la sensopercepción. Cuando hacemos referencia a sensopercepción de alguna manera estamos hablando de como nuestros sentidos perciben el mundo que nos rodea y como podemos orientarnos en un espacio y en un tiempo.

Al decir orientación en el espacio debemos considerar que el espacio en el que nosotros vivimos es lo que a veces se denomina espacio orientado, es el espacio geométrico que tiene una. superficie horizontal, un eje vertical, donde hay arriba, abajo, cerca, lejos, derecha, izquierda, hay fronteras, hay límites. Las fronteras pueden ser la pared de enfrente quo no tiene ventanas o la oscuridad tenaz y silenciosa de la noche o hasta la comba azul del cielo que es una forma de limitar no nuestro horizonte pero si nuestro espacio. Todos nosotros tene­mos esa sensación de que el cielo es una cúpula concreta y material solamente de día, porque de noche uno tiene conciencia de que él universo es infinito y que lo contempla a uno con indiferencia.

Junto a ese espacio orientado en el que podemos decir que estamos en este momento aquí, en este lugar, ubicado en tal calle y en tal ciudad, existe lo que se llama espacio sintónico; es la experiencia determinada por el tono de nuestros propios sentimientos, por nuestro estado de ánimo, pero hay que hacer una pequeña diferencia: no se trata de una modalidad sensorial que a veces nos sucede, sino que se trata de un continuo estado físico que nos rodea cuando decimos por ej. que la tristeza está encogiendo el espacio; que la felicidad lo dilata, que los objetos cuando nos sentimos felices nos parecen mas grandes.

En las enfermedades del cerebro lo que está especialmente distorsionado es el espacio orientado: el paciente no sabe donde está, tampoco sabe su tiempo. Sin embargo, en el mundo azorado del esquizofrénico; en el torbellino de una manía o en la fatalidad de una depresión, o cuando se ingiere mezcalina, mariguana, LSD 25, DMT, las cosas son muy distintas, el sabe donde está, no hay alteración del espacio orientado pero si del espacio sintónico. Existe una cosa extraña en nuestro mundo, nada cambia, no hay nada que pueda decir que es una apreciación engañosa. Los objetos son esos los que están allí, en su tamaño, en su color, pero, sin embargo, algo extraño sucede: los colores son deslumbrantes; al sujeto le parece percibir que la fisonomía de un individuo dice mucho más de lo que esta expresando, hay una profunda capacidad de envolverse emocionalmente con el otro, es una condición psiquiátrica que fue descripta como «el extrañamiento del mundo percibido”, tampoco hay ningún cambio en los efectos puramente sensoriales del mundo, sin embargo, el enfermo se ve conmovido por el carácter espectral y contradictorio de sus percepciones.

Al decir orientación en el tiempo debemos analizar lo que ocurre durante el sueño. El sueño consiste en imágenes visuales, salvo el caso del ciego de nacimiento, el ciego no sueña con imágenes visuales sino con ruidos, con sonidos, salvo naturalmente, de que la ceguera haya comenzado después de un año, según calculan algunos, entonces sí pueden soñar con imágenes visuales. Cuando el individuo duerme y sueña esas imágenes visuales se reflejan en un movimiento rápido de la musculatura extrínseca del ojo; el electroencefalograma muestra un trazado rápido que indica que el sujeto está soñando, lo único que gráfica es acerca de la profundidad de las disoluciones de conciencia. Dijo Freud que el sueño era una psicosis con todos los absurdos y alucinaciones propias de ella, efectivamente, cuando la conciencia se disuelve cada noche se libera el mecanismo del sueño y es notable como todos nosotros a la mañana podemos empalmar con el estado de vigilia que teníamos la noche anterior, porque el mundo de vigilia es un mundo continuo pero ninguno de nosotros puede retomar el hilo del sueño en el mismo momento en que dejó de soñar a la noche. El mundo del sueño es discontinuo.

Entramos aquí en el tiempo cronológico, el tiempo medido, quizás se sueña cuatro o cinco períodos todas las noches, de 10 a 15 minutos cada uno; pero especialmente se sueña cuando el sueño es más ligero, cuando se está próximo a despertar y no durante las primeras horas en que este es más profundo. Este tiempo en que pueden medirse las oscilaciones rápidas de la musculatura ocular (10 ó 15 minutos, cuatro o cinco veces por noche) se denomina espacio de sueños pero así como distinguimos entre espacio orientado y espacio sintónico también vamos a distinguir entre tiempo de sueño y tiempo autístico.

Tiempo autístico es el tiempo del sujeto que sueña sintiendo que pasan muchas horas, que su sueño se hace tremendamente prolongado ya sea penoso o placentero (pero en realidad cronológicamente hablando soñamos en término del tiempo de sueño)

 Específicamente tanto en las abducciones como en los estados visionarios está alterado el espacio sintónico y el sujeto vive en un tiempo discontinuo y autístico. Casi todas las descripciones de “abducciones” (o presuntos raptos por Et’s) hacen referencia a un estado muy particular donde el sujeto vivencia su experiencia, algunos lo describen como más real que la realidad o con los colores más vívidos y donde uno puede sentirse en sintonía con los seres que lo rodean.

Descripciones de experiencias con ayahuasca, hongos psilocíbicos o DMT se aproximan bastante a lo descripto en las experiencias de “abducción”, lógicamente en otro contexto, un lugar con forma de cúpula, sentimientos de terror, entidades como enanos, etc; es como si bajo ciertas circunstancias que provocan un estado no ordinario de conciencia uno podría tener acceso a un “ lugar” o un “espacio” por ponerle algún nombre, en donde se desarrollarían este tipo de vivencias.

Tanto las abducciones como las iniciaciones chamánicas, como los estados visionarios se producen en un «sitio» especial, es un lugar que cabalga entre los sueños y la realidad, el hogar de los mitos y la fantasía, un lugar que juega con leyes propias y al que nos animariamos a definir como espaciotiempo psicoide.

Jung definió a la sincronicidad como un principio de conexión acausal. Las sincronicidades son las significativas coincidencias que existen entre el mundo de lo psíquico y la realidad material, el claro ejemplo de estar hablando de una persona o pensando en ella y que de pronto aparezca. Las sincronicidades serían según el mismo Jung fenómenos de naturaleza “Psicoide”, al igual que los arquetipos, según lo cual no pertenecen ni al reino de la psiquis ni al reino de la realidad material; existen en una zona crepuscular entre la conciencia y la materia. Un chamán raramuri, Don Mauricio de la Sierra Tarahumara México) nos decía allá por 1990 que las entidades que le enseñaban a efectuar el “diagnóstico” en sus pacientes se le aparecían en un estado que “no era el estar soñando pero tampoco el estar despierto, era algo intermedio”; en algunos casos el sólo veía, en otros al igual que otros chamanes era llevado a ese lugar, al reino de los espíritus. Los fenómenos psicoideos son más frecuentes de lo que pensamos, influyen en la realidad física pero no son físicos, son de naturaleza dual, un claro ejemplo de ello son las emociones, que vivimos todos los días, sabemos que producen neuropéptidos que van a influir sobre determinados órganos y sistemas, lo que sería el sustrato físico pero como se estudia el dolor, la tristeza o la alegría: Son emociones, ¿pero que son en realidad?

Cuando hablamos de espacio-tiempo psicoideo nos referimos a un lugar, por denominarlo de alguna manera, que sería el escenario en donde se producen los fenómenos de abducción, las iniciaciones chamánicas, los ritos de pasaje, un lugar donde moran los mitos, al que se puede acceder en determinados estados particulares de conciencia y con el que se puede interactuar. Este es el lugar en donde reina el tiempo mítico, el tiempo sagrado, la era del sueño en donde los dioses crearon el mundo y las cosas, a este lugar se accede por los rituales que no hacen más que recrear los acontecimientos primordiales, primigenios, trascendentes, fuera del Tiempo profano y cronológico, pero que irrumpen en el Mundo.

Si nos atenemos a la idea de que el «mito» es algo verdaderamente «VIVO» y que está constantemente produciendo significación, deberemos interpretar también el por qué eran utilizados y por qué continúan haciéndolo.

El mito FUNCIONABA, daba resultado: Cuando un cazador en una tribu relataba el mito de origen de los primeros cazadores o el mito de origen de una de sus presas para él conocer profundamente la esencia de lo cazado y su cazador, se conectaba con el mito, danzaba imitando los movimientos de la presa y luego ensayaba sus propios movimientos de cazador; luego del éxtasis de la danza sabia que su empresa funcionaría, lo que los antropólogos e investigadores nunca nos dijeron fue que las cacerías así realizadas eran realmente exitosas, al igual que recitar el mito del nacimiento del arroz en Tibor cuando un arrozal no medra, o la danza de la lluvia, de esta manera aquello que había sido primero pensado era ahora mediatizado en la realidad consensual, el «mito» era una fuerza ACTIVA, y movilizadora, capaz de EXPLICITAR aquello que sólo era parte de la MENTE, entendida ésta como un gigantesco reservorio de información y que tiene como referente al hombre en lo que denominamos realidad ordinaria.

Anteriormente hablábamos de como la realidad era manipulada en la dupla conciencia-realidad, ahora podemos decir que es el MITO el VEHÍCULO para tal fin.

Pero para que el mito introduzca sus explicitaciones en la realidad consensual era menester atravesar EL RITUAL.
Ciertamente este es uno de los factores que hemos abandonado, el del RITUAL y el de lo SAGRADO, quizá sea por ello que el mito regresa en nuestros días con tal fuerza  que se explicita de forma aparentemente individual, aunque sea la explicitación de un contenido colectivo.

El mito es el verdadero vehículo de lo que el denominamos fuerza RE-ESTRUCTURADORA que se expresa tanto en el ámbito consciente como colectivo de la conciencia, el «mito» no es otra cosa que el PUENTE entre lo ordinario y lo «extra»-ordinario, lo que esta mas allá, lo que toca la OTREDAD y lo REAL.

El mito aún funciona, no sólo en lo referente a los “extraterrestres”, también continua funcionado en Fátima, en Lourdes, en San Nicolás, en el cerro Uritorco, en el monte Shasta, en las sierras Negras, en el cañón de Chelly, en cerros Colorados y en cuanto lugar haya alguna vez tenido su expresión explicita, y lo más importante de todo es que como antaño, aún FUNCIONA, opera resultados, demuestra su actividad inmanente, se nos presenta desgarrando la razón como algo vivo, el mito es en sí una cuestión de experiencia, no de intelecto, este último es sólo la puerta del entendimiento, la experiencia de lo mítico es la llave de la misma. De alguna manera cuando se accede a este lugar se influencia la realidad ordinaria y esto en nada difiere en lo que sucede en las “abducciones”, por ejemplo: Los testigos acceden a un lugar que se rige con las mismas leyes que se rigen los chamanes en sus mitos o iniciaciones, un lugar como decíamos al comienzo que cabalga entre el sueño y la realidad un lugar al que denominaremos espacio-tiempo PSICOIDEO y que es en donde se produce la experiencia.

Ahora bien, hemos visto que ciertas sustancias endógenas son halladas en la orina de pacientes con alteraciones de la sensopercepción, también hemos visto que ingiriendo algunas de estas substancias, denominadas drogas psicodélicas se altera la sensopercepción, por otro lado la mayoría está emparentada con estos metabolitos endógenos, también hemos visto que en las abducciones está alterada la sensopercepción y se sabe, además, que existen ciertas condiciones como para poder acceder a la experiencia, tal lo descubierto por Kenneth Ring en su libro “El Proyecto Omega”.

Siguiendo con este tipo de razonamiento es posible que haciendo un análisis de la orina de los “abducidos” podamos encontrar algunas de estas substancias, lo que nos colocaría frente al substrato biológico de la abducción y, de ser correcta esta hipótesis, estaríamos frente a una herramienta de fundamental importancia para la validación de tales casos y por otro lado estaríamos demostrando que si bien aparentemente el sujeto interactúa con algo, llámese lugar u otra cosa en la génesis de la experiencia, es de fundamental importancia la predisposición que pueda o no tener el sujeto, alejándonos cada vez más de la popular idea de ETs cabezones y grises que andan pululando por los cielos del planeta secuestrando gente.

Siguiendo con esta línea de razonamiento, es posible que hallemos en sujetos llamados “abducidos” cantidades elevadas de alfa-2 globulina,una sustancia encargada de controlar la concentración de Triptófano, un aminoácido de cuya metabolización se obtiene DMT.

Quizá el mayor problema de estos estudios radique en que resultaría probable que estas sustancias se encuentren elevadas únicamente en el momento de la “abducción”, lo cual obviamente dificulta su hallazgo. No obstante consideramos válido realizar más estudios en esta línea de trabajo porque es posible que nos encontremos con varias sorpresas.