Por Hans Bender

En el verano de 1964. El Instituto de Friburgo efectuó en el Instituto Alemán de Física de campo, de Northeim, los primeros experimentos exploratorios con Jürgenson.
Participaron, por el Instituto de Northeim, su director, el físico B. Heim y su ingeniero de sonido W. Schott; por el Instituto de Friburgo, H. Bender, el alumno de filosofía G. Vilhjalmsson y, como observador, el físico Dr. F. Karger, de Munich. Se emplearon diversos tipos de magnetófonos, un Uher-Report de Jürgenson, otro igual de Friburgo, un aparato Grundig-Stereo y, en una habitación vecina, un aparato Telefunken para control de distancia. Aparte de numerosas inclusiones muy tenues percibidas únicamente por Jürgenson, hubo unas pocas más que fueron percibidas y parcialmente comprendidas por varios participantes.
Para afirmar el origen paranormal de las «inclusiones» en el micrófono deben excluirse las siguientes contrahipótesis:

a) Proyección de un contenido semántico ilusorio en el hablar normal o en casuales «ruidos perturbadores».
b) Expresiones vocales no controladas de participantes en la reunión, en forma de cuchicheo inconsciente o de exclamaciones involuntarias.
c) Fragmentos de emisiones de radio, que pueden ser recogidas en ciertas circunstancias por magnetófonos en funcionamiento.

Merece señalarse un experimento practicado por Jürgenson, Karger, Vilhjalmsson y Bender en una habitación de hotel, para el que se utilizaron dos aparatos Uher-Report. En una breve disertación, habló Jürgenson del notable fenómeno observado. En una copia destinada al Instituto de Friburgo aparecieron «inclusiones» nuevas. Explicó que había consultado a un ingeniero de sonido de la radio de Estocolmo, que no pudo averiguar el origen de las voces. Al llegar a este punto de su parlamento, se oyó claramente, intercalada en una pequeña pausa del orador, una voz de hombre que decía «von wo» (de donde). El ulterior análisis mediante el visible speech-diagram mostró parcialmente, objetivada, visualizada, la impresión sonora, recogida en ambos aparatos.
Otra investigación exploratoria del fenómeno de las voces de Jürgenson se realizó a fines de octubre de 1965 en Nysund, cerca de Mólnbo (Suecia), en la región donde vive Jürgenson, por el físico B. Heim y el ingeniero de sonido W. Schott. Utilizando un aparato Revox, se obtuvieron 22 impresiones en cinta magnetofónica, en su mayoría muy tenues, sobre cuya interpretación los investigadores se mostraron reservados, debido «a falta de un conocimiento suficiente de las condiciones físicas, y especialmente de las electroacústicas», en el lugar del experimento, «Aun con la más radical aplicación de todas las críticas, dice Heim en su informe, queda siempre un resto inexplicable que, según nuestras observaciones, parece ligado a la persona del Sr. Jüngerson.»

A principios de mayo de 1970, se presentó una sorprendente ocasión de practicar nuevas investigaciones con Jürgenson en Nysund. Participaron en la preparación de los improvisados experimentos de Hans Bender, el doctor J. Keil (Instituto de Psicología, Universidad de Tasmania), el estudiante de filosofía L. Bélanger, el ingeniero N. Lemke y su esposa (Munich). Entre el 5 y el 8 de mayo de 1970 se practicaron en una habitación de la casa de Jürgenson veinticinco experimentos con micrófonos, en sesiones de cuatro a diez minutos. Los participantes estában sentados en torno a una mesa redonda, excepto Jürgenson, que estaba algo apartado, junto a su magnetófono (Uher-Report 4000).

Se utilizó el método siguiente: Delante de cada uno de los cuatro participantes en la conversación, situados en torno a la mesa, se había colocado un micrófono al que, a partir del 12° experimento, se acopló un tubo de cartón de unos 30 cm de longitud, convirtiéndolo en orientado. Situado en posición elevada, suspendido del techo, sobre la mesa, había un micrófono universal, conectado con el magnetófono de Jürgenson. Los micrófonos de los que estaban alrededor de la mesa estaban conexionados cada uno a los dos canales de un Uher-Report 4004 estereofónico y un Uher Variocord 263. Delante del micrófono del magnetófono se insertó un interruptor de radio y los cables de los micrófonos eran cortos (máximo 2,5 metros). Había también un Shibaden Videore-cord con un micrófono para toda la habitación, que servía principalmente para registrar las reacciones de un oscilógrafo al que se orientaba la cámara televisiva. El oscilógrafo tenía micrófono propio. De este modo se podía identificar en el oscilograma el sonido mostrado en el videorecord.
Las cintas magnetofónicas nuevas fueron rebobinadas sobre bobinas metálicas antes de su uso con el objeto de descargarlas de electricidad estática, para que no se produjeran en la banda sonora ruidos inducidos por carga estática. El área de experimentación fue examinada por el ingeniero Lemke con una varilla de ferrita y con un receptor aportado por nosotros para detectar fuertes emisoras de radio y radiotelefonía. Repetidas pruebas en este sentido dieron constantemente resultados negativos, por lo que el ingeniero Lemke dio por excluida la contrahipótesis c), es decir la atribución de las inclusiones a fragmentos de emisiones de radio.

3 de mayo de 1970. En este primer día de la investigación, preguntó por la tarde H.Bender si Jürgenson había recibido a veces en cinta magnetofónica comunicaciones en alguna lengua para él desconocida, tal vez en japonés. Respondió Jürgenson que en una ocasión había recibido una larga comunicación en una lengua desconocida.
En el primer experimento efectuado por la noche, en la cinta magnetofónica de Jürgenson, intercalada en una frase pronunciada por Lemke, se oyó una voz de hombre que decía: «Se quita simplemente la antena». Jürgenson: «Sí, se quita». (Pequeña pausa.) Voz intercalada: «SO HO HO». Lemke: «y entonces, se puede…»

El micrófono central no tenía todavía ningún tubo de orientación y no se había puesto en funcionamiento el oscilógrafo. La inclusión era claramente perceptible en el Shibaden-Videorecord; en las otras cintas se percibía menos nítidamente. En el diagrama del lenguaje visualizado se reconocía una S sonora y tres veces la vocal «o». La formación fonética de esta manera objetiva daba la impresión de un infantil intento de simular que se habla en chino y podía tener relación con una conversación anterior mantenida con Jürgenson. Como en este experimento no se había previsto la utilización de medios técnicos para detectar (con los micrófonos de laringe) posibles exclamaciones involuntarias de los participantes (contrahipótesis b), no pudo adoptarse una decisión firme sobre este caso, aunque es muy improbable que alguno de los reunidos pronunciase los sonidos «so ho ho» mencionados.

En la misma sesión, en el curso de una breve conversación sobre el lago junto al cual se encuentra Nysund, se percibió, incluida en una frase de Jürgenson, una voz que decía «ABER ZÜSS». Uno de los participantes manifestó después que un momento antes de oírse esta voz estuvo a punto de preguntar si el lago era salado o dulce (en alemán, süss). Oyó inmediatamente después la inclusión, que quedó inscrita en todos los aparatos, con la excepción de las impresiones del Variorecord. Pocos minutos después, entre dos palabras de una frase pronunciada por Jürgenson, se oyó destacadamente «HA, HA, HA». Hubo otras tres inclusiones, pronunciadas como en un susurro, pero no hubo acuerdo sobre su sentido.
4 de mayo de 1970. En la segunda sesión se colocaron tubos de cartón en los micrófonos de los participantes (Jürgenson, Bender, Keil y Lemke) y se puso en funcionamiento el oscilógrafo. Por la mañana, mostró Jürgenson anteriores «radioinclusiones». Todos oyeron la expresiva y emotiva voz de la «radioayudante» Lena. El autor señaló la cualidad marcadamente expresiva de esta voz y se acordó de una colaboradora que en el teléfono daba siempre su apellido («Rasmus») en un tono completamente objetivo y sin mencionar su nombre de pila, lo que es raro en las mujeres. El autor comenzó la conversación hablando de la emotiva voz de Lena. Estaba aquejado de una molesta tos, que le obligaba a hablar con interrupciones. Cuando empezaba a hablar, oyó una voz claramente perceptible, que fue también detectada por el oscilógrafo. Bender: «Me ha llamado la atención — CHAPPA— la…». El examen de las impresiones obtenidas con los micrófonos orientados mostró en todos ellos una inclusión muy tenue, en el umbral de la percepción; solamente era fuerte en el Uher de Jürgenson (micrófono universal) y en el Shibaden-Videorecord. El micrófono del oscilógrafo (en el que se produjeron fuertes oscilaciones al pronunciar la palabra CHAPPA) y el videorecord estaban sobre la mesa uno al lado del otro, debajo del micrófono universal suspendido del techo.
Continuó el autor expresando sus impresiones sobre la voz de «Lena», luchando siempre con la tos. Instantes después se oyó una nueva inclusión: «…emoción —RASMUS—; quisiera preguntarle…». Los micrófonos orientados estaban sobre la mesa dispuestos en el orden siguiente: Jürgenson; junto a él, Bender; diagonalmente, frente a ellos, Keil y Lemke. Los otros tres estaban situados como antes se ha indicado. Al principio, a Jürgenson y a Keil les pareció oír «VON UNS» (de nosotros). Se repitió el sonido con el variocord (Bender). Momentos antes se había incorporado al grupo L. Bélanger. Él y el autor, independientemente uno de otro, entendieron RASMUS, rápidamente pronunciado. El diagrama de la voz visibilizada, reproducido en el artículo de J. Sotscheck, parece estar de acuerdo con esta interpretación.
El examen de las impresiones recogidas en los magnetófonos individuales dio los siguientes resultados: Jürgenson, alto; Bender, algo apagado; Keil y Lemke, muy tenue; micrófono universal y Videorecord, bien perceptible. En el oscilógrafo, una breve oscilación.

En opinión del autor, esta inclusión fue una de las que más evidentemente mostraban un origen parapsíquico. Jürgenson, en cuyo magnetófono orientado la palabra «RASMUS» aparecía más fuerte y claramente que en otros, no conocía este nombre. Bender (segundo en intensidad y claridad) conocía ciertamente el nombre, (como señala Sotscheck en el análisis del diagrama del sonido visualizado) no podía producirlo en voz susurrada, porque en el breve espacio de tiempo (menos de 0,05 segundos, comprobados) no podía pasar del lenguaje susurrado a una «i», fonema sonoro fuertemente pronunciado (en alemán, después de la inclusión RASMUS, dijo «ich mochte…»). Considérese, además, la tos, que dificultaba notablemente la emisión de voz e interrumpía las frases. Los registros de Keil y Lemke, en los que no había la palabra RASMUS, son tan débiles que se sitúan por debajo del umbral de reconocimiento. Estos datos hablan en favor del supuesto de que Jürgenson es el origen de esta inclusión. Como no conocía este nombre, debe suponerse que lo recibió telepáticamente del autor, que estaba sentado a su lado. El enigmático efecto postulado en esta hipótesis debió registrarse principalmente en los micrófonos de Jürgenson, Bender, Universal y Videorecord.
Se acordó efectuar a continuación, en esta misma sesión, un experimento consistente en dejar en marcha los aparatos mientras guardaban los asistentes un minuto de silencio. El orden en que estaban dispuestos los micrófonos se mantuvo invariado.
Los participantes acordaron mantener para esta pausa una estricta disciplina: abstenerse de toda exclamación. Observaban el oscilógrafo, que se puso a señalar una inclusión exactamente 22 segundos antes de finalizar la pausa. Todos los presentes manifestaron que la voz hablaba en inglés y que dijo «Stop — as you like…». Luego, se hizo la voz incomprensible, pero después de varias audiciones del registro pudo identificarse «ONE PAUSE». La palabra «stop» fue pronunciada a la americana, como se comprobó en el análisis del diagrama, con a en lugar de o. La inclusión se reconocía en todas las cintas, pero era poco clara en el videorecord. La palabra PAUSE fue pronunciada con las dos vocales a-u y supresión de la e (paus).
Todo habla en favor del origen paranormal de esta inclusión. Que fuera pronunciada involuntariamente por alguno de los participantes (contrahipótesis b) es altamente improbable, por el firme control, propio y de observación de los demás, mantenido durante la pausa y por la formulación, especialmente por la pronunciación separada de la a y la u, sin fundirlas en una o. Respecto a la contrahipótesis c), de fragmentos de emisión de radio, debe descartarse, no sólo por la intervención del ingeniero Lemke, sino también por la relación de las palabras con la situación. El análisis comparado de las distintas bandas sonoras no permitió formular hipótesis sobre el origen de esta inclusión. Señalemos que Jürgenson nunca pronunciaba las palabras inglesas a la americana.
En los experimentos del 5 de mayo, halló Jürgenson en el examen ulterior 16 inclusiones. Algunas de ellas fueron oídas por los participantes, pero no pudo llegarse a un acuerdo sobre su posible sentido.
6 de mayo de 1970. En este último experimento que describimos tomaron parte, cada uno con su micrófono «orientado», Jürgenson, Bender, Keil y Bélanger, colocados por este orden alrededor de la mesa redonda. Hubo una inclusión en una frase de Jürgenson. «Toda sugestión, como ustedes comprenderán — Nein meine Freunde— (= no mis amigos) es…»

Esta inclusión fue comprendida inmediatamente por Keil y Bender. Los grados de comprensión fueron los siguientes: Uher-Jürgenson-Micrófono universal, 6; micrófonos orientados de Jürgenson 1, Bender 2, Keil 3-4, Bélanger 3. No pudo producirse voz musitada por ninguno de los asistentes, porque la hubiera descubierto el micrófono orientado. También en este caso es improbable la contrahipótesis b); por otra parte, tampoco puede aceptarse la contrahipótesis c), porque la interrupción tiene un sentido correspondiente a la situación. Lo más probable es el origen paranormal.
En cooperación con J. Sotscheck, miembro del grupo de investigación acústica de la Central de técnica de telecomunicaciones de Berlín y autor de la obra varias veces citada, se practicó una evaluación de cinco inclusiones (Tanner, Tanner; Von wo; Aber züss; Rasmus y Stop — As you like — One Pause). Participaron siete miembros de uno de los grupos de audición y seis probandos que no habían tenido hasta entonces ninguna experiencia en evaluaciones de este tipo. Todos sabían inglés, aunque en distinto grado.
Los cuestionarios preparados por el Instituto de Friburgo invitaban primeramente a una interpretación libre y terminaban con una gradación de elección múltiple, en la que el probando debía elegir la interpretación que le parecía correcta de entre nueve alternativas muy similares cuanto a su pronunciación. Se consideró correcta operacionablemente la interpretación que tras las dos sesiones de Nysund y en el análisis practicado en el Instituto de Friburgo parecía ser la más probable. Cada inclusión fue ofrecida como mínimo veinte veces.

En el Zeitschrift für Parapsychologie und Grenzgebiete der Psychologie escribieron tanto H. Bender como Sotscheck respectivamente dos artículos: «Zur Analyse aussergewöhnlicher Stimmphänomene auf Tonband» y «Über Möglichkeiten der Erkennung von Sprachlauten», seguido en 1971 por un artículo de U.Timm «Vorschlag einer modifizierten Versuchsanordnung zur Verifikation unerklärlicher Tonbandeinspielungen».

La conclusión de profesor Bender en este artículo fue la siguiente:

«Los análisis de los extraordinarios fenómenos de voz grabados en cintas de Friedrich Jürgenson: Desde 1959 el pintor sueco y productor de cine Friedrich Jürgenson informó de unos fenómenos extraordinarios de voz en la cinta, siendo el primero en exponer que tales hallazgos eran ‘mensajes de los muertos’. Como una primera aproximación el Instituto de Friburgo en 1964 hizo un experimento exploratorio para determinar si los fenómenos de voz eran normalmente explicables o eran evidencia de efectos paranormales. Un segundo examen con un mejor equipamiento técnico -en mayo 1970- hizo que la hipótesis paranormal del origen de los fenómenos de voz sean altamente probables. Los análisis de los sonidos con diagramas de sonido (sonogramas) resultó ser muy útil para la documentación objetiva del supuesto significado «

Resultados y conclusiones.

En la interpretación libre no se alcanzó en ningún caso una concordancia suficiente en las apreciaciones. En muchos casos, solamente se captaron sonidos aislados, pero no palabras dotadas de sentido.

La evaluación de la prueba de elección múltiple mostró que cinco de las inclusiones fueron reconocidas correctamente por una mayoría estadísticamente significativa. Se trataba de las inclusiones «von wo» (54 % correctas), «aber züss» (46 %), «stop -as you like – one pause» (62%). Estos tantos por ciento se hallan ciertamente bastante alejados de 100, pero las ocho alternativas restantes obtuvieron cifras menores. Con 13 graduaciones y 9 alternativas, según la distribución binomial, un tanto por ciento de 38 es ya significativo.
Para las dos inclusiones restantes, la interpretación definida como correcta fue siempre un nombre propio que el probando no conocía (Rasmus; Tanner, Tanner). La interpretación fue, naturalmente, más difícil y el número de gradaciones correctas fue menor. Con todo, en la interpretación libre, se dieron de la palabra «Tanner» algunas explicaciones de sonido muy semejante, como «thunder, thunder», si bien nadie dio la palabra correcta. La palabra «Rasmus», por el contrario, fue muy bien reconocida en esta interpretación libre.
Si se comparan los resultados de la evaluación, se comprueba que las divergencias en la interpretación libre son tanto más marcadas cuanto menos claro es el análisis del lenguaje visualizado. Las letras que pueden identificarse con el análisis aparecen por lo general en las interpretaciones de los probandos, hasta en las que más se diferencian en otras letras. Vemos así que de una de las inclusiones más claras («von wo») se dieron interpretaciones libres tales como «wa go – wa ro – war so – bravo – wang ho». El análisis del lenguaje visualizado mostraba lo siguiente: «el primer sonido es una clara F (que en alemán se escribe V o F); la segunda O es muy clara, pero la primera tiende a A…».

En su estudio, adoptó Sotscheck una neta posición respecto a la evaluación de estos resultados sobre la comprensibilidad. Señala las dificultades que para la comprensión de las inclusiones resultan de la distancia, por lo general desfavorable, que separa las señales útiles de las perturbadoras. Puede concederse más valor a las apreciaciones de los experimentadores que se han ejercitado durante años en la audición de las voces, pero habrá que pensar en la parte de proyección. Para ulteriores investigaciones, que serían muy convenientes en vista de los resultados hasta ahora obtenidos, sería recomendable utilizar salas sin resonancia y protegidas contra ruidos exteriores; son imprescindibles un magnetófono protegido y un micrófono orientado, que acaso pueda reemplazar con ventaja al micrófono laríngeo recomendado por el físico Heim para la exclusión de la contrahipótesis b. Es necesario también adoptar medidas para una gradual delimitación de los puntos de inserción de las posibles acciones paranormales, empezando por el micrófono. Pueden investigarse simultáneamente diversas posibilidades de inserción (por ejemplo, en la parte electrónica, en las cabezas de las bandas sonoras…) mediante el uso de múltiples aparatos.
La muy probable comprobación del origen paranormal de ciertas inclusiones y la determinación del punto de inserción, que puede denominarse con toda razón psicocinética, son los problemas de mayor urgencia para la investigación parapsicológica. La interpretación psicológica y la toma de posición frente a la hipótesis espiritista son cuestiones ulteriores.